Las técnicas clásicas, que utilizan injertos cutáneos y/o colgajos de piel, músculo, hueso o combinados entre ellos, buscan reemplazar la porción afectada, intentando que recupere la función y la forma alterada.
También se utilizan técnicas menos invasivas como el pulido, pigmentado, despigmentado, relleno con sustancias sintéticas, láseres y aplicación de nutrientes de la piel.
Con la utilización de la lipotransferencia (inyección de grasa procesada obtenida del mismo paciente), se ha abierto un nuevo camino para la solución de defectos que dependen de los tejidos blandos.
La aparición de la Cirugía Regenerativa aporta variantes novedosas como el plasma enriquecido y los factores de crecimiento que actúan mejorando las estructuras faciales.
El uso de estas herramientas, solas o combinadas, nos permite hoy resultados muy satisfactorios y trazar estrategias terapéuticas adecuadas para cada paciente.